Las capas o layers amplían las capacidades de un editor fotográfico enormemente. Estas pueden verse como recortes que pueden superponerse sobre un fondo o sobre otro recorte. Además cuentan con filtros propios para la mezcla de las imágenes, así como efectos de transparencia.
De esta manera, gracias a esta herramienta, es posible unir dos imágenes o fragmentos de las mismas para conformar una nueva. Por ejemplo, podría tomarse la cara de una persona y colocarla en el cuerpo de otra. También es útil para representar texturas sobre diversos fondos. Podría tomarse el cuerpo de una persona y superponer una imagen de piel de leopardo y, utilizando el método de fundido texturizado, permitir que sobre los colores de la imagen original, se superponga la luminosidad de la textura elegida. Luego aplicando una transparencia general se combinarían ambas sombras sin perder demasiado detalle de la imagen original. Después, con una transparencia lineal, podría hacer que desaparezca la textura de leopardo gradualmente a medida que sube por el fondo original. De esta manera se estarían utilizando casi completamente las capacidades de las capas. Normalmente al utilizar esta técnica se la debe complementar con los filtros de corrección de color para compensar la diferencia de atmósfera, luz e intensidad de color de las imágenes utilizadas. Esto se logra llevando a todas las mismas a un punto neutro y luego se aplica una atmósfera general (puede lograse simplemente haciendo que predomine más un color) que termine de unir todas las imágenes. Su uso puede ser muy variado y está limitado (más allá de las capacidades propias del programa utilizado) solo a la imaginación del usuario. De esta manera abre una puerta de posibilidades enormes a la hora de editar una imagen, desde efectos espectaculares y complejos, o tan sutiles que no pueden ser diferenciados de una imagen sin retocar.
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